En general los cuerpos están de moda en la red – ya sean caducos, cyborgs, tecno, porno, eróticos, metamórfico, recombinado, fantasmal, o viral. Pero la mayoría de estos “cuerpos” son poco más que imágenes recirculadas de sexualidad consumibles (particularmente mujeres y “perversiones” sexuales) o imaginaciones médicas (como el nada famoso “Visible Human Project”), que son presentados no críticamente. Muchos artistas están contribuyendo a una explosión de arte corporal en la red, pero la mayor parte de este es una simple transposición de lo que ya existe en otros medios.
El cyberfeminismo centrado en el arte corporal está comenzando a avivarse en la red. Como era de esperar, la vagina y el clítoris tienen un sitio de honor en muchos de los trabajos cyberfeministas, como en el de VNS Matrix. “Cunt art” fue un violento, feliz, liberador, y radical símbolo de unión para artistas y activistas feministas en los años 70. Asociaciones de concienciación y grupos médicos de autoayuda de mujeres regularmente examinaban unos a otras los órganos reproductivos y genitales, y el especulo se convirtió no sólo en el símbolo de liberación sexual, sino también en el de las reivindicaciones feministas de libertad reproductiva y de asistencia sanitaria para las mujeres. Como sugiere Donna Haraway -en Modest Witness- los interrogantes tecnocientíficos feministas (y en particular las nuevas tecnologías reproductivas), necesitan armarse así mismas con “el especulo adecuado para el trabajo”, con aquel que “haga visible la estructura de datos que son nuestros cuerpos”. La visualización y la acumulación de datos que son los motores que dirigen la nueva información y las tecnologías reproductivas, pueden ser remitidos y aplicados a la tarea de “diseñar los lenguajes analíticos (los especulos) que representan y intervienen en nuestros ajuste, Cyborg worlds” (Haraway, p. 212).
El cyberfeminismo puede crear reconfigurando cuerpos remodelados en el cyberespacios, cuerpos que son apasionadamente incorporados en una obra textual, visual, e interactiva. Simultáneamente, proyectos deconstructivos enfocados a la proliferación de la cultura dominante, genérica y de los códigos sexuales en la red serán más efectivos si vienen desde una fuerza, un centro libidinoso, y son entendidos a través del filtro de la historia de las mujeres. De hecho, el arte del cuerpo cyberfeminista está encantado por las historias del cuerpo de las mujeres. Están motivadas por la rabia contra la fuerza de la censura, la represión, y la normalización. Aunque, principalmente, están motivadas por la ausencia —la ausencia creada por el infanticidio femenino, la extirpación del clítoris, los medicamentos que impiden el orgasmo, la sutura de los labios de la vagina, el vendaje de los pies, el celibato impuesto, la desinformación sexual, la falta de información sobre el control de natalidad, la violación, el embarazo forzado, y por el confinamiento y confinamiento femenino.
Parte del proyecto teórico feminista ha consistido en explorar las posibilidades de diferencia en la sexualidad y el deseo femenino. La mayor parte de feminismo francés y americano, literario, y de teoría psicoanalítica, en la década de los 80 fue dedicado a esta investigación. La Red ofrece posibilidades para explorar estas cuestiones en un nuevo marco tecnológico e informativo, y entre una nueva población que produce autores que están más versados en la práctica que en la teoría. Aunque esta línea de investigación parece haber dejado muy atrás la binaria distancia entre mujer/naturaleza, esto no significa ciertamente caer en la trampa del esencialismo femenino, o de sucumbir a la trampa de simplemente responder a la netcultura masculina con una netpornografía femenina. Hay mucho que ganar desde la consciente interpolación de historias y cuerpos de mujeres en el cyberespacio, muchas cosas pueden aprenderse nombrando las ausencias, y comenzando a crear una multifacética, fluida, y consciente presencia feminista.
miércoles, 30 de abril de 2008
Educación Ciberfeminista
Educación cybefeminista
Las cyberfeministas han entendido ya la importancia de aunar esfuerzos en la educación tecnológica como un punto crucial para las mujeres. Pero esta educación necesita ser contextualizada dentro de un análisis crítico feminista y un discurso sobre las mujeres, Netcultura y política, y la economía del trabajo pancapitalista. El cyberfeminismo necesita hacerse oír más con más fuerza en la discusión sobre el desarrollo de la red. Para hacerlo, necesita pensar sobre a quién consideran su electorado. Como vanguardia técnica y cultural, el cyberfeminismo necesita recordar que la mayoría de las mujeres que ahora están trabajando con ordenadores y información tecnológica en el primer mundo son en el mejor de los casos magnificas mecanógrafas, para las que el ordenador simplemente representa una intensificación del trabajo. Una cuestión debemos preguntarnos: ¿qué relación tienen estas mujeres con la tecnología? ¿cómo se produce esta relación y cómo se puede luchar contra ella? El cyberfeminismo pudría proporcionar un site de concienciación progresiva donde las mujeres puedan contar historias sobre sus experiencias con todos los aspectos diferentes de la tecnología y como esto afecta a sus vidas. Este site pudría enseñar a las mujeres a cuestionarse la creciente transparencia de la incursión tecnológica en sus puestos de trabajo y en la vida cotidiana. Y por supuesto, se debería encaminar hacia el desarrollo en educación, información, y activismo, concerniente a la femineizada “economía domestica global (Haraway)” que está empeorando profundamente las vidas de las mujeres en los países desarrollados.
La educación feminista (estudios para mujeres) como pionera que fue en los Estados Unidos a principio de los años 70, incluyó la idea de una educación “separada” donde las mujeres no tuviesen que competir con los hombres, y donde tuvieran la libertad de formular cuestiones y hacer preguntas que desafiasen la hegemonía de las practicas e ideas recibidas. Por ejemplo, The Feminist Art Programs en California mantenía sus propios programas de estudios, cursos y profesores dentro de una estructura académica tradicional. Pero con profundidad, también se hizo evidente que un espacio separado permitía una experimentación radical y sin censura que incluía la fusión de disciplinas, prácticas y territorios de especialización tradicionales, y que iniciaron algunas de las prácticas artísticas postmodernas que han cambiado la corriente principal artística y de la historia del arte en Estados Unidos. ¿Qué podría conseguir un programa feminista sobre informática y tecnología de la comunicación? ¡Imagínate!
El cyberespacio se presta amablemente a la creación de espacios de aprendizaje y práctica separados para diferentes grupos, y parece de momento fructífero ampliar y mantener estos espacios en el espíritu de autosuficiencia feminista. Una de las herramientas educativas más importantes que las cyberfeministas pueden ofrecer es un directorio de estrategias y recursos electrónicos en curso, para mujeres, incluyendo grupos de discusión teórica feminista, editoriales electrónicas, exposiciones, fancines, direcciones, bibliografías, mediaographies, how-to sites, e intercambio de información en general. Aunque las recopilaciones de estos recursos están ya iniciadas, existe una creciente necesidad de un discurso feminista más radical y crítico sobre tecnología en el cyberespacio (como contraposición al discurso de los media estudios en los departamentos de las universidades). En el cyberfeminismo, este discurso surge directamente de las prácticas y problemas actuales, más que de una teorización abstracta. Por eso el cyberfeminismo ofrece el desarrollo de una teoría activista aplicada.
Un grupo al que obviamente deben dirigirse las redes cyberfeministas de educación y especialización es el de las primeras generaciones de mujeres jóvenes que se están graduando en colegios y universidades (principalmente en Estados Unidos y Europa), y que han recibido alguna formación en comunicación electrónica y en teoría de la comunicación. Habiendo ya comenzado en la universidad a trabajar en comunicación electrónica, muchas de estas jóvenes mujeres estarán buscando la forma de conectarse electrónicamente, por lo que experimentaran con toda su fuerza el impacto de la clasificación genérica del cyberespacio. Aunque muchas de ellas han tenido en la universidad algún contacto con la teoría y práctica feminista, la mayoría de ellas se enfrentaran con un espantoso vacío en cuanto al apoyo feminista y al acceso al cyberespacio. Desde que el cyberespacio se muestra atractivo para las jóvenes mujeres, es importante que las cyberfeministas desarrollen proyectos y sites con fines de reclutamiento.
http://www.creatividadfeminista.org/
Las cyberfeministas han entendido ya la importancia de aunar esfuerzos en la educación tecnológica como un punto crucial para las mujeres. Pero esta educación necesita ser contextualizada dentro de un análisis crítico feminista y un discurso sobre las mujeres, Netcultura y política, y la economía del trabajo pancapitalista. El cyberfeminismo necesita hacerse oír más con más fuerza en la discusión sobre el desarrollo de la red. Para hacerlo, necesita pensar sobre a quién consideran su electorado. Como vanguardia técnica y cultural, el cyberfeminismo necesita recordar que la mayoría de las mujeres que ahora están trabajando con ordenadores y información tecnológica en el primer mundo son en el mejor de los casos magnificas mecanógrafas, para las que el ordenador simplemente representa una intensificación del trabajo. Una cuestión debemos preguntarnos: ¿qué relación tienen estas mujeres con la tecnología? ¿cómo se produce esta relación y cómo se puede luchar contra ella? El cyberfeminismo pudría proporcionar un site de concienciación progresiva donde las mujeres puedan contar historias sobre sus experiencias con todos los aspectos diferentes de la tecnología y como esto afecta a sus vidas. Este site pudría enseñar a las mujeres a cuestionarse la creciente transparencia de la incursión tecnológica en sus puestos de trabajo y en la vida cotidiana. Y por supuesto, se debería encaminar hacia el desarrollo en educación, información, y activismo, concerniente a la femineizada “economía domestica global (Haraway)” que está empeorando profundamente las vidas de las mujeres en los países desarrollados.
La educación feminista (estudios para mujeres) como pionera que fue en los Estados Unidos a principio de los años 70, incluyó la idea de una educación “separada” donde las mujeres no tuviesen que competir con los hombres, y donde tuvieran la libertad de formular cuestiones y hacer preguntas que desafiasen la hegemonía de las practicas e ideas recibidas. Por ejemplo, The Feminist Art Programs en California mantenía sus propios programas de estudios, cursos y profesores dentro de una estructura académica tradicional. Pero con profundidad, también se hizo evidente que un espacio separado permitía una experimentación radical y sin censura que incluía la fusión de disciplinas, prácticas y territorios de especialización tradicionales, y que iniciaron algunas de las prácticas artísticas postmodernas que han cambiado la corriente principal artística y de la historia del arte en Estados Unidos. ¿Qué podría conseguir un programa feminista sobre informática y tecnología de la comunicación? ¡Imagínate!
El cyberespacio se presta amablemente a la creación de espacios de aprendizaje y práctica separados para diferentes grupos, y parece de momento fructífero ampliar y mantener estos espacios en el espíritu de autosuficiencia feminista. Una de las herramientas educativas más importantes que las cyberfeministas pueden ofrecer es un directorio de estrategias y recursos electrónicos en curso, para mujeres, incluyendo grupos de discusión teórica feminista, editoriales electrónicas, exposiciones, fancines, direcciones, bibliografías, mediaographies, how-to sites, e intercambio de información en general. Aunque las recopilaciones de estos recursos están ya iniciadas, existe una creciente necesidad de un discurso feminista más radical y crítico sobre tecnología en el cyberespacio (como contraposición al discurso de los media estudios en los departamentos de las universidades). En el cyberfeminismo, este discurso surge directamente de las prácticas y problemas actuales, más que de una teorización abstracta. Por eso el cyberfeminismo ofrece el desarrollo de una teoría activista aplicada.
Un grupo al que obviamente deben dirigirse las redes cyberfeministas de educación y especialización es el de las primeras generaciones de mujeres jóvenes que se están graduando en colegios y universidades (principalmente en Estados Unidos y Europa), y que han recibido alguna formación en comunicación electrónica y en teoría de la comunicación. Habiendo ya comenzado en la universidad a trabajar en comunicación electrónica, muchas de estas jóvenes mujeres estarán buscando la forma de conectarse electrónicamente, por lo que experimentaran con toda su fuerza el impacto de la clasificación genérica del cyberespacio. Aunque muchas de ellas han tenido en la universidad algún contacto con la teoría y práctica feminista, la mayoría de ellas se enfrentaran con un espantoso vacío en cuanto al apoyo feminista y al acceso al cyberespacio. Desde que el cyberespacio se muestra atractivo para las jóvenes mujeres, es importante que las cyberfeministas desarrollen proyectos y sites con fines de reclutamiento.
http://www.creatividadfeminista.org/
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